miércoles, 3 de mayo de 2023

COMBATE DEL CALLAO DEL 2 DE MAYO DE 1866

Durante el primer gobierno de Mariano Ignacio Prado Ochoa, merced a un golpe de Estado, se convocó a un gabinete extraordinario para resolver el asunto con España. Este pasaría a la historia como el ‘Gabinete de los talentos’. Para el ministerio de Guerra y Marina, designó al eminente jurista cajamarquino, don José Gálvez Egúsquiza, quien jamás vistió en vida traje militar, pues era un civil (1).

Fuente: perusiglovix

Prado, coronel deslucido, era percibido entonces como un hombre de ambiciones desmedidas que confirmaría en 1879. El problema radicaba en la supuesta ‘exploración científica’ que la reina Isabel II de España, digna descendiente de Fernando VII, había confiado al más cazurro de sus almirantes, Casto Méndez Núñez.
Luego de ocupar las islas de Chincha –entonces el mayor yacimiento guanero del fertilizante -, reclamando derechos sobre ellas y pagos inaceptables que supuestamente el Perú debía a la corona española, su armada se apostó frente a la rada del puerto del Callao, tomando a la isla de San Lorenzo como centro estratégico. Enterados de los hechos, limeños y desde luego chalacos (gentilicio de los nacidos en nuestro puerto más importante), acudieron a defender a la República; no iban a devolverse más a monarquías ni a virreyes.
A las doce del mediodía del 2 de mayo de 1866, Núñez Méndez ordena los primeros cañonazos en contra del puerto del Callao y de los integrantes de los fuertes organizados por Gálvez, incluyendo el otrora orgullo militar español para disipar en el siglo XVIII a piratas y corsarios: la inexpugnable Fortaleza del Real Felipe, ahora bajo bandera peruana. En dichos lugares, habrían de nacer los espíritus indomables de Cáceres (a cargo del fuerte Ayacucho), Lizardo Montero, y del propio Miguel Grau, quien estaba entonces al mando de la histórica corbeta Unión.

Retrato de don José Gálvez Egúsquiza, héroe civil, en el Ilustre Colegio de Abogados de Lima

El soberbio comandante español había considerado que, la del Callao, sería una victoria rotunda. A las doce horas con 55 minutos, un proyectil proveniente de un barco español, hizo estallar el torreón de la Merced, y con él al valiente abogado que, ante la premura y la necesidad patrióticas, aceptó ser ministro de Guerra y Marina.

A Casto Méndez, el jefe de una armada que, bajo los anhelos de su reina, pretendió reconquistar al Perú, no le fue mejor. Minutos después de recibir un proyectil certero, hizo que toda su flota variara las armas borbónicas por timoratas banderas blancas y cojeara de por vida. Luego, pidió permiso, a través de un emisario, para que le permitieran enterrar a sus muertos en San Lorenzo. El gobierno peruano no puso inconveniente. Hasta hoy, esos combatientes, guardan el sueño eterno en una isla peruana.
El desangelado y herido Casto Méndez Núñez, sobrevivió apenas dos años al célebre Combate del Callao, siendo condecorado por la corona de España en todas las formas posibles, no incluidas en ellas el honor.
(1) Lo llaman "coronel" y no faltan plazas en que se ven esculturas en que aparece vestido de militar. El título le fue dado post mortem por el propio Prado. Dentro de la mentalidad del siglo XIX, no se concebía a un héroe que no portara charreteras.
Lima, 2 de mayo de 2023

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Óleo anónimo del siglo XIX que representa la gesta victoriosa del 2 de mayo de 1866. "El cañón del pueblo", hasta ahora existente, se ve el Torreón de la Merced, donde pereció don José Gálvez. Este óleo que se conserva en la Fortaleza del Real Felipe, en la provincia constitucional del Callao, primer puerto del Perú.

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