martes, 1 de junio de 2010

EL BRUJO Y SUS MISTERIOS (1992) (*) (**)


    Magdalena de Cao es un punto más dentro de la constelación de pueblos pequeños dispersos entre sí, situados al norte de Trujillo. A través de sus calles estrechas y terrosas se llega, luego de un corto viaje, a una amplia extensión de terreno, semejante a una superficie lunar, a juzgar por los ‘cráteres’ que dan cuenta de la acción del huaqueo, tan lesiva para una historia que se reconstruye a partir de documentos como cerámicas, textiles o utensilios. En la zona, comúnmente conocida como El Brujo, hallamos dos grandes pirámides de adobe ubicadas a ambos extremos –característica de los centros ceremoniales de la cultura Mochica- en las que se conjuga el misterio del pasado con el del presente. El propio nombre del Brujo no trata de un simple capricho de la historia: hasta hace pocos años era escenario tradicional de ceremonias de brujería y centro concurrente de chamanes.



    La iniciativa privada decidió rescatar su valor arqueológico a través de un convenio firmado por la Fundación Wiese, la Universidad Nacional de Trujillo y el Instituto Nacional de Cultura. Desde mediados de 1990 se vienen realizando excavaciones dirigidas por los arqueólogos Régulo Franco y Segundo Vásquez, que han permitido desenterrar hasta la fecha una sistemática ocupación a través del tiempo.

    Cao Viejo, nombre con que se conoce a la pirámide en investigación, fue construida durante el dominio de los mochicas y consagrada a actividades religiosas. Lo revelan los coloridos frisos vedados durante mucho tiempo a contemplación por el ojo humano entre gruesas capas de tierra y barro que, como consecuencia de los fenómenos atmosféricos sucedidos desde su desocupación, le han dado la desmoronada imagen que solemos asociar a nuestras huacas; imagen engañosa que se descubre gracias a las excavaciones, revelándonos sus vastas habitaciones, su arquitectura escalonada, así como la fecha en que fuera cubierta de hermosos frisos que, mediante cuidadosos procedimientos técnicos, vuelven a lucir sus colores vivos en imágenes humanas, divinas y de animales. Llama la atención un impresionante mural en alto relieve de tonos rojizos que representa a unos prisioneros caminando en fila atados del cuello por una soga con los genitales descubiertos, lo que permite formarse una idea de la humillación previa a que eran sometidos los guerreros vencidos antes de ser sacrificados en honor a Aia Paec, el ‘Dios degollador’. La pirámide entera estaba llena de murales igualmente impresionantes. Desgraciadamente, muy pocas de estas pinturas podrán ser plenamente rescatadas debido a las constantes destrucciones. Las que han podido ser restauradas son protegidas tras grandes planchas de triplay que escoltan al mítico Aia Paec, quien asoma intimidante la mirada junto a unos colmillos ávidos de próximas víctimas.


    Cada ladrillo de abobe con que ha sido construida la pirámide, lleva impreso el sello de la cuadrilla de obreros que lo fabricó, contabilizándose hasta tres marcas distintas, acaso un remoto precedente de lo que hoy entendemos por ‘industria manufacturera’. En realidad, el tributo que cada súbdito del Imperio Moche debía a su dios y a su Estado

    Es muy común toparse en la superficie del terreno con restos de tejidos, pedazos de cerámica y huesos, pertenecientes a entierros realizados durante la segunda ocupación del lugar por la cultura Lambayeque. Aquí el edificio sufre su primera transformación: su utilidad rebasó el carácter religioso que le imprimieron los mochicas para dar paso a otras de índole política y necrológica (entierros humanos) que le otorgaron los lambayeque. Se desconocen las razones por las que estos abandonaron el lugar, aunque es de presumir que estuvieron ligadas a los embates del fenómeno del Niño. Durante el incario, sus alrededores fueron ocupados por comunidades menores. Fuera de esto, la zona de El Brujo simboliza el enfrentamiento de dos culturas: los nativos aceptaron el catolicismo pero mantuvieron sus costumbres ancestrales, lo que motivó el proceso de extirpación de idolatrías, manifestado aquí con la construcción de un templo dominico frente a la huaca Cao Viejo, hacia fines del siglo XVI. Como paradoja queda de él un pequeño promontorio que bien podría pasar como ‘una huaca más’: la casa de Cristo y la de Aia Paec derruidas por las lluvias. Pertenece también a la época colonial un gran corte vertical en la huaca El Brujo, distante unos metros de Cao Viejo, y que le da nombre al centro arqueológico. Esta aún no ha sido investigada.



    El ómnibus se aleja. Atrás queda El Brujo y con él los misterios que atesora. Por las ventanillas se cuela al interior el polvo que cubre la pseudo superficie lunar. Reprimimos las ganas de toser. Aire arqueológico, pensamos.

Fernando Poblete Elejalde
Lima, 1992


(*) Publicado en ARQUEOLOGÍA, Boletín Nº 2 del Taller de Arqueología de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Lima. Lima, 1993. pp. 30-31.
(**) El complejo arqueológico El Brujo fue abierto oficialmente al público el 12 de mayo de 2006, casi catorce años depués de la publicación de este artículo. También en 2006, el grupo dirigido por Franco desenterró luego de 1700 años a la Señora de Cao, primer caso conocido de una gobernante mochica, quien vivió entre los siglos III y IV d.C. Su cuerpo momificado luce tatuajes de arañas y serpientes, y por ajuar las insignias correspondientes a su investidura: collares, diademas, coronas, narigueras y un par de cetros. El Brujo cuenta desde el 2 de abril de 2009 con un impresionante museo de sitio que turistas nacionales y extranjeros deberían visitar.









3 comentarios:

Anónimo dijo...

Andrea.
Es encantador como narraste la historia "El Brujo y sus Misterios", claro y te da la sensación de estar en lugar y ver lo que fue en su momento. No muestras tu ímpetu Narciso. Felicitaciones. Sigue adelante.

Leonardo dijo...

Esa es mi Region La Libertad!!! aparte de el Brujo tenemos Chan Chan, las huacas del Sol y de la Luna. Como siempre escribes sensacional y espero tu pronto regreso a Trujillo. Invito a todos a conocer mi ciudad y las maravillas de mi region!!!! Que viva el Perú, que Trujillo, que viva La Libertad!

MIRADORMEX dijo...

Un motivo más para regresar a la bella tierra de los incas y conocer esa joya como antes hice con Lima, Machu Pichu y Nasca con sus líneas.
Saludos de tu amigo mexicano.