Me complace retornar a casa luego de cumplir con mi derecho patriótico y ciudadano de emitir mi sufragio en estas elecciones para elegir al Congreso de la República que regirá hasta el año 2021. El sofocante calor de hoy domingo, no fue razón para que adultos mayores –sin tener obligación legal de hacerlo-, premunidos de sobrillas, sobreros de ala ancha y protectores solares, fueran a dar su voto por los candidatos de su preferencia. No es herejía alguna sostener que en fechas como esta, los mandates somos nosotros y es nuestra responsabilidad saber a quién respaldar con nuestra confianza en medio de ese amasijo de candidatos que, luego de haber obtenido su elección, traiciona a ese mandante del que él debiera ser escrupuloso servidor (mandatario). Es sintomático, por cierto, que por su carácter extraordinario, las calles hayan respondido a la apatía de los últimos días y semanas. Los planes, debates y publicidad de los aspirantes, fueron inexorablemente cortos y contaron, acaso, con la poca o nula creatividad de los equipos de campaña.
Me permito concluir con una digresión muy especial y preocupante: sufragué en el mismo colegio en que fui dos veces consecutivas miembro de mesa, en 2018. Entonces, como ahora, no se instalaron los toldos necesarios para contener el sol abrasador; contrario fue el panorama en otros centros de estudios cercanos. Por una mínima deferencia con aquellas personas de edad avanzada, esperemos que se enmiende esto, y no tengamos que repetir en las elecciones generales, "entonces como ahora”.
Lima, 26 de enero de 2020
FERNANDO POBLETE ELEJALDE
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