El presente texto fue escrito una tarde de agosto de 2006 y leído horas después en el Centro Cultural 'La Noche' de Barranco, como parte de una velada literaria por la paz en el Medio Oriente, que coincidió con el cumpleaños del poeta Domingo de Ramos.
A casi cuatro años de haberlo escrito, cobra vigencia tras el ataque que la Marina israelí infligió a una flotilla de barcos que llevaba ayuda humanitaria a la población civil de la Franja de Gaza, con nueve activistas muertos y treinta y ocho heridos como saldo.
El escenario ha cambiado, también son otras las víctimas, pero el victimario y su actitud, no.
EL HOLOCAUSTO LIBANÉS Y LA METAMORFOSIS DE VÍCTIMA A VICTIMARIO
Y en el silencio improfanable de la sinagoga, el rabino repitió imperturbable el ‘no matarás’ de la Ley de Moisés. Lo pronunció con elocuencia, con énfasis de pastor de ‘pueblo escogido por Dios’. ¿Por Dios? "¡Sí, por Dios!". Afuera del recinto, profanada, ultrajada y violada repetidamente, está la morada de los muertos que exponen sus cuerpos inertes al sol al que alguna vez hicieran sombra apacibles cedros. Allí están, pudriéndose entre los vivos, los que fueron niños, mujeres y ancianos que ni derecho tienen a un noble reposo ante el bombardeo de muchos Herodes salidos de esa misma sinagoga, descargando persecuciones y masacres del pasado en sangre árabe.
"Que porque Hezbollah aquello, que porque Hezbollah lo otro"; "que porque son fundamentalistas”; “que porque son agentes del terror”; “que porque desde niños son terroristas potenciales"; "que porque somos perseguidos desde tiempos ancestrales y porque somos los que sufrimos el holocausto de Hitler y ahora el de Hezbollah". Argumentos de Caifases e Isacariotes renacidos, amamantados por un ex alcohólico y dudoso Homo sapiens de apellido Bush.
Ana Frank inmolada una vez más, vuelta a la vida y devuelta a su muerte, nacida a fuerza para finiquitar sus días sin Diario escrito y con nombre libanés, mientras el Führer frota sus manos y relame los labios bajo identidad impostora: hoy se llama Ehud Olmert, como ayer se llamó Sharon, anteayer Torquemada; mañana no sé.
"La vida de un judío vale por la de cien musulmanes", explica mi amigo Arturo. Orgulloso como está de su ascendencia israelí, freno mi lengua ante cualquier intento de réplica. Me lo sugiere el instinto de conservación de una vieja amistad. Ahogo la respuesta y sonrío hipócritamente. Me siento sucio ante el silencio. Quizá él lea mis líneas y la amistad desnude el cuello ante la guillotina.
Israel perseguida por siglos pagó con sangre de sus hijos la patente imprescriptible de ‘víctima’; es una patente intransferible, y cuando en estos días de sangre y pestilencias, se osa ponerla en duda, nos sale al encuentro un nuevo filme made in Hollywood más lacrimógeno que el anterior, devolviéndonos el espanto del holocausto judío y con él, la indignación frustrada.
Es verdad, cuánto sufrieron, cuán víctimas fueron y ¡cuán victimarios son hoy! Y es que la patente ha sido desnaturalizada: la han convertido hoy en licencia, en una licencia para matar, para despedazar, para arrasar, para verter sangre ajena en extraviado y degradado homenaje a sus mártires del pasado.
Una licencia que los ensordece a la crítica generalizada, que no los obliga frente a las Naciones Unidas, que los faculta a hacer jirones del Derecho Internacional Humanitario. Que los llama a encojudecer los derechos humanos y encanallarlos al igual que el purpurado que habita el Palacio Arzobispal de Lima, en medio del boato y el fasto en que vivieron los dos Herodes, hiriendo el andrajo que vistió el sufrido Cristo.
El infame verdugo del ayer encarnado está en quien fue su víctima. Ha adoptado sus ropajes y sus nombres, se ha inoculado en su sangre, se ha rehecho a su imagen y semejanza. La hediondez de la metamorfosis ha sido relativamente corta: sesenta y un años.
Y en el silencio improfanable de la sinagoga, el rabino imperturbable sigue predicando a su grey, al ‘pueblo elegido’. ¿Elegido? "¡Sí, el elegido!". ¿Por quién y para qué? ¿Por Dios?, ¿elegido por Dios? Me asaltan las arcadas que producen en mí los mandatarios de ese ‘pueblo elegido por Dios’. ¡No matarás!, pero matas.
¡Relee a tu Dios, que mío no puede ser!
¡Bah, tu Dios!
Luis Fernando Poblete Elejalde
Lima, 9 de agosto de 2006
4 comentarios:
Que puedo decirle estimado Inquisidor. Es Ud. un ESCRITOR! Hay alguna forma de contactarse con Ud? A si ya vi su email.
Lucero
Texto muy bien escrito. Los símiles a veces duros pero usados con precisión. Hay mérito literario. La foto de Ana Frank muy bien seleccionada.
Manuel Alterini
Verdades incontestables escritas con calidad literaria. Mis sinceras felicitaciones.
Comparto la opinión de Juan Miguel Garrido y añado que eres excelente ser humano, amoroso hijo, brillante abogado y persona con vasto y amplio conocimiento. Dios te bendiga y prospere todos los días de tu existencia. Un abrazo con aprecio y admiración.
Publicar un comentario