lunes, 18 de enero de 2021

LIMA, SIEMPRE LIMA

Lima invasiva e invadida. Lima de balcones de cajón y aroma a picarón. Lima criolla, Lima serrana, Lima de todos. Lima mía y de zutano. Lima de tranvías durmiendo el sueño y de combis destruyéndolo, de trenes eléctricos y peatones presurosos. Lima de tardes frente al mar y de bocinazos en horas punta. Lima siempre. Lima de águilas en emblema y de gallinazos en las torres. Lima de pregones y serenos; de humiteros y suerteros, de ‘fast food’ y vivanderas, de anticucheras y vendedoras de mistura. Lima de Palma, de Polo y de Chabuca. Lima que te quiero bien, Lima que te quiero mal, que te quiero verde y que te quiero más. Lima de cielo gris, de pálido sol y de llovizna feliz. Lima del hombre que se cree interesante, también del ambulante. Lima que se construye sobre lo que se destruye. La Lima del ‘niño bien’ y la del humilde también. Lima cosmopolita, Lima del arenal. Lima, siempre Lima. Te bautizaron Ciudad de los Reyes, y en mejor y en justa comunión, te hiciste de la plebe. Lima mía, Lima de todos, tierra de santos y de y de espantos. Lima de turrón, si no en octubre en cualquier mes del año, pues en tu nombre siempre se toma chilcano.

     Hace 486 años el conquistador extremeño y analfabeto, blandió su espada al cielo y te fundó bajo los fundamentos de los Lima, Wari e Ychsmas en nombre de los reyes de España. Fuiste la capital de la Nueva Castilla de Pizarro, la que tras del poderoso virreinato que lo sucedió, vio desfilar a libertadores, presidentes, dictadores y felones, y pese al drama de quienes te malquisieron y bendijeron, sigues siendo la capital del Perú.

    

      Nací bajo tu cielo y creo que desde el vientre materno aprendí a quererte. Te fui conociendo más de la mano de mis padres, y de las historias que contaban mis abuelos. El amor infantil siguió creciendo como las olas de tu verduzco mar, hasta hacerse inmarcesible. ‘Ciudad jardín’, la ‘Tres veces coronada villa’, la ‘Perla del Pacífico’, Patrimonio Cultural de la Humanidad, no faltando un célebre intelectual que te llamase ‘Lima, la horrible’ sin ánimo de menoscabarte, pero para los ojos y el corazón de este terco y devoto caminante de tus calles y de las historias que ocultas en ellas, declaro por enésima vez el más legítimo y genuino amor por ti.

Ciudad de los Reyes, 18 de enero de 2021