A escasas horas para la llegada al Perú del Papa Francisco, nos
hemos propuesto hacer un catálogo de propósitos que harían de esa gaseosa e
imposible ‘reconciliación’, algo viable y no una mera excusa o engañifa con que
se disfraza más de un despropósito. La visita del Santo Padre, debiera llamar a
reflexión a quienes se dicen a sí mismos ‘hombres de fe’.
1.- Así como ha sucedido en Chile con los deudos de las
víctimas de la dictadura pinochetista, convendría que Francisco haga lo que el
presidente de la República ha obviado en grandilocuente gesto de desprecio:
reunirse con las víctimas de la dictadura de Fujimori y Montesinos. Sería un
acto de justa reivindicación. Sin embargo, es probable que esto no suceda, pues
el Papa tendrá, cual estampilla engomada al sobre, a ese político en sotana
para el que los derechos humanos son una grandísima cojudez.
3.- Hacer notar que disentir de la opinión del otro no
significa un hecho ‘terrorista’. Por el contrario, es un acto de legítima
indignación y el ejercicio del derecho elemental de opinión, callando así la
monserga de quienes hacen escarnio de la memoria de las víctimas de los
asesinatos cometidos en los años noventa, rompiendo, además, con esa ociosa
y truculenta estigmatización de ‘terrucos’ con la que atizadores del odio siguen etiquetando a sus familiares. ‘Colina’ no fue una corte de monaguillos, ni mucho menos
instrumentos del Señor.
4.- Invocar a los actores políticos –que dicen ser
católicos, apostólicos y romanos- a que resuelvan sus discrepancias en un clima
de paz, sin procacidades ni lindezas, como es moneda corriente en nuestros
días.
Son los cuatro deseos de un creyente que ve en la visita del
Papa, la oportunidad y el escenario perfectos para darle sustancia y contenido
a la tan mentada ’reconciliación’ que, de momento, no se asoma ni perfila.
Foto: Radio Capital
Lima, enero de 2018