sábado, 22 de mayo de 2010

¡NO MATEN A CERATI!


Mientras que en la Argentina una mujer alienta a un hijo que no puede oírle en Caracas, desde la difusa y globalizada geografía de Internet, unos cuantos carroñeros que se deleitan con la posibilidad, matan a Gustavo Cerati a cada hora. Lo han matado fraguando incluso una portada del Clarín para regocijo de los fanáticos que googlean el 'Cerati murió', y del anónimo autor de un obituario que se autosepulta aún más en su ya oscura condición de NN.

A diferencia de lo sucedido con Lennon en 1980, a estos Chapman les basta con agitar los dedos sobre las teclas en vez del gatillo, escribiendo cualquier cojudez para encender la histeria colectiva y abastecer sepulturas que ellos debieran habitar.




Isquemia causada por disminución de riego sanguíneo en el cerebro. Luego, coma inducido. De vivir, quedaría afásico. Los partes médicos van y vienen con ese lenguaje indescifrable para el común de los mortales. Los de a pie sabemos que está grave, muy grave. Nada más. Y los que como yo han cruzado la sinuosa barrera de los treinta, sabemos quién es el paciente y lo que su voz representó en momentos entrañables y fregados de nuestras vidas. Ahí vamos.

Lo vimos en su etapa ochentera, exhibiendo por cabello una torre apuntalada con litros de gel y laca; por indumentaria, una camisa indefinible en colores pues los tenía todos. Era entonces el vocalista y líder de Soda Stereo, la banda argentina que paseaba canciones por todas las radios sudamericanas. Los argentinos que caían bien, cuando la lógica te dice que deberían caer muy mal. Y Cerati, no obstante el maquillaje tipo se-te-pasó-la-mano-compadre, enloquecía a las chibolas que deseábamos conquistar, a las que tarareábamos sus canciones antes de que ellas nos ‘taradeasen’ por desafinados.




Luego vinieron los noventas, y con ellos la mayoría de edad. Los trajes acorbatados de muñeco de torta para lucir refinada imagen de chiquillo decente y rendir los exámenes universitarios de fin de ciclo. Cerati nos acompañó en ese trance: lejos de seguir con su look carnavalesco, vistió traje sastre, se recortó el cabello y se hizo solista. Tan solista como nosotros que dejamos las búsquedas en mancha sustituyéndolas por la conveniente soledad de quien no le gusta ser choteado en público. Siempre es hoy.



Entró el nuevo siglo y con él las nuevas tendencias en todo lo denominadamente humano. No fuiste la excepción. Como que ya pesaban tus cuarenta y pico y querías dejar de fumar a destajo. Como que ya te veías papá y le cantabas a esos críos plastificados que bailoteaban sobre unas incubadoras tan falsas como un George W. Bush decente. Nos entendimos bien. Yo planeaba descendencia con una mujer del norte, pero muy del norte, que al final terminó yéndose muy al sur de mis aspiraciones. Cosas imposibles.


Yo no sé qué pase mañana contigo. Valgan verdades, tampoco sé con exactitud qué es lo que te sucede hoy, sólo espero como tantos seguidores tuyos esparcidos por el mundo, que cachetees al de la guadaña y que, pronto más que tarde, te tengamos nuevamente encima del escenario haciendo lo que tú sabes, lo que tempranamente ensayaste con un palo de escoba a manera de guitarra, porque ese chico rubiecito de entonces va a volver por todos los que lo quieren tanto, como hoy dice tu mamá.


De momento, Gustavo, y sólo a manera de repasar el tiempo que nos obsequiaste, permíteme decirte algo…


¡Gracias totales!


Lima, 22 de mayo de 2010

viernes, 14 de mayo de 2010

RAFFO Y 'MATAPERRO', BLINDADOS Y LIBRADOS


La logia de roedores -no otorongos- con medalla bicolor enroscada en el pescuezo, aplaude y celebra jubilosa dos de sus últimas cuchipandas: su negativa a que el Poder Judicial procese a uno de sus conspicuos integrantes, Carlos Raffo, requerido por la justicia peruana por untarse las manos con 400 mil dólares proporcionados por Montesinos a fin de organizar la campaña de ilegítima reelección de su hoy encarcelado líder, Alberto Fujimori. Por otro lado, integrantes de la misma covachuela que presume de Palacio Legislativo, le han dado al 'Mataperro' Miró Ruiz, la libertad de seguir baleando canes con un arma para la cual no tiene el permiso respectivo de la DICSCAMEC. Es decir, de repartir cual extravagante aprendiz de cowboy, tiros a diestra y siniestra si se trata de defender la integridad de sus patos y pollos.

Esbozo una sonrisa por no hacer el mohín hepático del que le duele lo que sucede en su país. No se lo merecen quienes ocupan curul en el actual ‘Congreso de la República’, y atiéndase bien a las comillas entre las que escribo tan pomposo como irreal nombre. Salvo excepciones muy contadas que sí las hay, no es novedad para peruano alguno el que esta asamblea de ratas que anida en el local de la Plaza Bolívar, le resulte tan lejana y extraña como a los otorongos -animales de belleza y reflejos ejemplares- el ser equiparados con ellos. Ni los ciudadanos peruanos, ni los bellos felinos amazónicos encuentran en toda esa fauna dignos representantes.



El Congreso que cobija y protege a sujetos que sustituyen un currículum vitae por robusto prontuario -'Mataperro’, 'Lavapiés', Robaluz', ‘Comepollo', ‘Planchacamisas’ y ‘Robaagua’, entre sus especímenes más célebres-, ha esgrimido el manoseado argumento de la inmunidad parlamentaria, transformando al señor Raffo en una suerte de semidiós de dilatadas y oscurecidas ojeras al cual no puede investigársele ni la marca de sus calzoncillos, mientras que a cualquier pájaro frutero le espera seguir el triste itinerario comisaría-fiscalía-penal-de-turno-Castro-Castro-o-Lurigancho.

Nuestro ‘Poder Legislativo’ nos da la pauta a seguir: ¿Quieres recibir dinero mal habido para cualquier despropósito y no ser juzgado por ello? Postula a congresista y, si consigues que te ‘elijan’ integrando una lista en la que eres un desconocido más, enciéndele velitas misioneras al presidente de turno”. ¡Buenos días, señor Alva Castro!



Pero no es culpa de los ladrones que visten camiseta anaranjada; ésos que intentan asaltar el poder llevados de la mano de la señora que aún no explica convincentemente cómo es que pudo estudiar en una costosa universidad estadounidense y pagar sus estudios después de graduarse, truco que ya quisiera conocer Mandrake el Mago. Todo se resume a un cálculo político perfectamente pactado bajo manteles entre el aprismo y el fujimontesinismo, porque eso es lo que son aunque salten las ratas anaranjadas que antes asistieron mudamente al auditorio del SIN para oír y recibir instrucciones del 'Doc'. Siendo el último año congresal que les queda, el APRA quiere asegurarse la presidencia del Congreso absolviendo en confesionario de faenón al líder altisonante de quien ha sido su mejor aliado en todas las mesas directivas anteriores: el fujimontesinismo. Ese líder que, a falta de palabras de una casi afásica Keiko -más muda incluso que el alcalde Castañeda- ha sido indudablemente Carlos Raffo.

Ante tanto chanchullo que lastima al más perspicaz olfato, no es raro sino perfectamente lógico que la podredumbre se una en coalición para hacer de sus pestilencias personales una mutua y unívoca hediondez colectiva con miras a la nueva y última mesa directiva del gobierno aprista. A ello se suma el ingente caudal de votos que la hija-de-papito-encarcelado-en-Ate-Vitarte sacará en las elecciones del 2011, tal como indican las encuestas, lo que asegurará al ciudadano Carlos Raffo ser un privilegiado de excepción frente a cualquiera de a pie cuando se trate de rendir cuentas en los banquillos del vetusto Palacio de Justicia. La inmunidad parlamentaria es, ciertamente, un derecho constitucional, pero es igualmente jurídica la figura del ‘abuso del derecho’ del cual están echando mano –o patas- los propios ‘legisladores’ para librar del enjuiciamiento a uno de sus colegas, pues que se entienda bien que el ser juzgado no es sinónimo de ser condenado, salvo en los tiempos de Fujimori, cuando un señor recientemente desenjaulado tras ocho años de prisión, de apellido Rodríguez Medrano y apodado 'El Chino', hacía y deshacía en el ámbito judicial a petición de sus capos: el alias 'Presidente' y el alias 'Asesor'; ‘justicia’ que le hubiera resultado mucho más ‘justa’ y conveniente a quien hoy presume hilarantemente de ‘perseguido político’, el tal Raffo.



Sobre el tristemente célebre 'Mataperro' a quien también han librado sus colegas de vérselas con la justicia, no vamos a añadir más de lo que ya hemos escrito en nuestro articulillo 'Perras letras', salvo repetir que el tipo porta arma de fuego sin el permiso oficial y que ha hecho uso de ella de manera ilegal, cosa que para los roedores -no otorongos- del Palacio Legislativo, es razón de poca monta como para retirarle la mañosa coraza de la inmunidad. No vale decir más de tan pequeño, de tan minúsculo personajillo.



Una vez más, los roedores de la Plaza Bolívar -y entiéndase por ellos a los cacósmicos que gozan de vivir en la basura y aspirar podredumbre- nos dan una sabia razón para añorar a los congresistas de antaño; esos que aunque en trincheras opuestas, no hacían causa común del excremento, como hoy lo hacen quienes ocupan injustamente sus escaños.



Lima, 13 de mayo de 2010